Son y Diego hicieron de su boda un auténtico encuentro de amigos y familia en Sigüenza (Guadalajara), en la finca Monte de Cutamilla, la cual me trae tan buenos recuerdos que volver allí siempre es señal de éxito asegurado. Ellos se encargaron personalmente de todos los detalles y estuvieron trabajando sin descanso incluso cuando llegamos. Y es que cuando se habla de una boda hecha por los novios, creo que este es el mejor ejemplo: desde dibujar las tablas de madera para los meseros hasta llevar muebles de su casa para completar la decoración.
Su boda, como he dicho, fue familia, amigos y nosotros. Nadie más. Una boda y un cumpleaños, el de Son, que se celebró a morir y donde los invitados demostraron que fueron a celebrar esta fiesta por todo lo alto. Y es que cuando dos personas te confían uno de los días más especiales de su vida, la responsabilidad es brutal. Pero con ellos, fue aún más, pues compartir la adolescencia con Diego hace que el vínculo sea aún más importante. Gracias a los dos por contar conmigo y hacerme partícipe de esta locura de día.
Finca: Monte de Cutamilla
Vestido Son: Pol Nuñez
Zapatos: Castañer
Ramo y tocado: Brumalis
Make Up: Ángela Blanco
Peluquería: María Perucho
Alianza pedida: Anticuario Numinsa
Traje Diego: Silbon
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