Nosotros sabíamos que la fotografía del día de nuestra boda era uno de los proveedores más importantes, si no el que más. Pero no nos dimos cuenta de la importancia que realmente tiene hasta que hemos visto el resultado, materializado en los preciosos momentos que Ana nos ha regalado y que quedarán en nuestra memoria para siempre.
Somos seguidores del trabajo de Ana desde hace tiempo. Sin ser muy expertos en la materia, veíamos su instagram, repleto de imágenes que te cautivan: la luz, los instantes que están sin preparar y sólo ella consigue robar, la espontaneidad. Y creo que ahí reside el valor de su trabajo: consigue comunicar, hacerte formar parte de la historia detrás de cada imagen sin ni siquiera haber formado parte de ella. Por eso, teníamos claro que sería ella quien contara nuestra historia, un día tan importante para nosotros.
Lo que más nos gustó desde el primer momento fue la confianza y pasión que transmite en su trabajo, mostrando una calidad humana y profesional que nos dejó locos. Desde ese momento en que le dijimos que nos casábamos, se convirtió en una más, aconsejándonos siempre incasable, volcándose con nosotros como si de su propio día se tratara.
Basta con conocer un poco a Ana para tener claro que ese día vais a estar tranquilos. Nos transmitió una seguridad que sólo pueden los que son excelentes fotógrafos, no sólo tiene a sus espaldas una carrera profesional preciosa, con miles de proyectos, sesiones y bodas. Ana, «en acción» es todavía mejor. La experiencia que nos demostró desde la sesión de pre-boda hasta la atención al mas mínimo detalle al entregarnos las fotos, hace que sonriamos sólo de recordar su sonrisa detrás de la cámara.
Todavía no sabemos cómo lo hizo, pero no se le escapó ni una, cuando vimos todo el material que nos entregó pensamos que tendría que haberse multiplicado por mil para haber pillado todo lo que pilló con su cámara. El «gran día» pudimos disfrutar muchísimo gracias a ella, a su experiencia, liderazgo, la relación con el resto de proveedores con el que se entendió perfectamente y en ese mismo instante. Todo fue rodado, desde el momento de los preparativos hasta el final de la noche (donde ya se le escapó algún bailecito con nosotros).
Estamos deseando volver a tener una excusa para contar con ella de nuevo. Ya le hemos dicho que reserve energías porque será ella quien haga las fotografías de nuestros nietos. De momento, hemos ganado una amiga y sabemos que podemos contar con ella, ¡al menos para unas cañas!