
Nuestra experiencia con Ana ha sido múltiple. La primera vez estuvo en nuestra boda y la experiencia del día y del resultado final fue precioso. Tras la boda y cuando me quedé embarazada, a Adam, mi marido, le hacía mucha ilusión hacernos una sesión durante este periodo. Yo, supongo que como la mayoría de mujeres, no estaba muy segura de ese tipo de sesiones dado que no era “mi mejor momento” y no sabía cómo iba a sentirme haciendo las fotos y menos aún cómo iban a quedar…pero accedí. Ya conocíamos a Ana y nos había encantado su forma de trabajar con lo que decidimos que nos la haría ella. Y FUE MARAVILLOSO. Todas mis inseguridades y dudas se esfumaron en cuanto hablé con ella. Como siempre, Ana, en su mix de cercanía y profesionalidad, me explicó lo que haríamos y me tranquilizó, con lo que no había cabida a mis dudas. Llegado el momento de la sesión, fue mejor aún, nos lo pasamos fenomenal: las fotos en casa, más íntimas, fue como volver al día de la boda, pero más relajados y más divertido y el paseo por el Retiro mejor todavía. Estábamos teniendo nuestra sesión pre boda pero infinitamente más especial. Después de esta experiencia y del resultado, que superó con creces nuestras expectativas, tuvimos que repetir. Esta vez 15 días después de que Camila naciera y, como no podía ser de otra manera, la experiencia fue estupenda y gracias a Ana salieron fotos maravillosas. Supo sacar partido de los recursos que había en casa (¿luz y una toquilla blanca?) y adaptarse a los tiempos de un recién nacido. Gracias Ana por tu flexibilidad y paciencia. Con Ana no solo nos queda el recuerdo maravilloso de unas fotos que transmiten lo que sentíamos en aquel momento, sino el recuerdo de la sesión, lo bien que nos lo pasamos y las ganas de repetir. Solo tenemos palabras de agradecimiento para ti, GRACIAS Ana.